Así se llamaban los loritos que tuve cuando era pequeña. El nombre se lo puso mi madre, caraqueña, y no podía ser más tropical. Se volvían locos cantando sin parar cuando mi padre trajo de Puerto Rico el disco de Juan Luis Guerra y 4:40. Su canción favorita Ójala que llueva café, que poníamos los domingos.
Me recuerdan a mi infancia.
Quiero ser "maruja", y pasarme el día cosiendo, haciendo punto, ganchillo, manualidades, cocinitas y otras "marujadas", pero sólo las hago de vez en cuando, cuando puedo, cuando tengo tiempo; casi todas para mi hija Greta, de cuatro años, que también quiere coser y hacer punto cuando me ve.

Parchita y cotoperí

jueves, 28 de octubre de 2010

LA bufanda




Javier insistía en decirme que ya me valía -13 años juntos, tejes todas las noches y nunca me has hecho nada a mí-. Me animé a un clásico: una bufanda. Está claro que un jersey para él me negaba en rotundo a tejerle, tardaría dos años! La maleta de lanas traídas desde Dinamarca fue la inspiración para elegir los colores y unas lanas de alpaca finitas y amorosas: Drops e Isager. Quise que fuera de rayas, pero verticales, no horizontales y tuve que comprar unas agujas circulares con cable largo para montar (tras hacer la muestra y asustarme con la cifra) ¡650 puntos! Cada noche avanzaba unas dos vueltas, más o menos, con agujas del 2 y 1/2 y estaba desesperada porque no veía que aquello creciera! Al final ha quedado bien y da para enrollársela un par de veces al cuello. Cuando Javier vuelva de Los Angeles se la encontrará, por fin, terminada.

Jersey largo de bambú



Cuando Greta tenía 1 año le hice un jersey fuxia con fibra de bambú y resultó ser un éxito, el punto quedaba limpio, perfecto. Lavé el jersey cientos de veces y seguía impecable, como nuevo, ni una bola, ni atisbo de estar rozado o viejecito. Así es que me animé a comprar otra vez unas madejas de bambú de Katia ante el buen resultado. Lo siento, no soy muy buena todavía inventando patrones, así es que nuevamente el patrón fue de la revista Phildar que encuentro que tienen tan buen gusto... Los plieguecitos de la cintura me costaron un poco hasta que entendí lo de tejer doble y le cogí el truco. Los botones los eligió Greta en un tienda de lanas en Dinamarca.

Abrigo de lana forrado




La revista de Phildar volvió a ser inspiración para hacerle un abrigo a mi hija. La lana de Inke, una muy gordita, de alpaca, suave y casi sin entorchar. También son de Inke los botones, de flores que me parecieron muy graciosos. Quedó bien, un poco grande (menos mal, mejor que pequeño!), pero pensé que no era lo suficientemente abrigado. En Decathlon compré un forro polar por 6 euros y lo recorté por piezas para cosérselo por dentro al abrigo.

Una mochila para el cole



Unos retales de tela en casa. Dos rectángulos cosidos en los laterales, arriba cierre de frunce con unas tiras de la misma tela en el dobladillo cuyos extremos se cosen a la parte de abajo de la bolsa, y un bolsillo central con una costura en medio. El resultado: una mini mochila para el cole. No pesa, se dobla, no ocupa, se mete en la lavadora y es de su tamaño. El mismo modelo con distintas telas fue un regalo para Ulises y Orestes y las usaron sin parar!

miércoles, 13 de octubre de 2010

El poncho morado



Facilísimo. Dos rectángulos, calculados a ojo. Lana merina 100% gordita, agujas de tejer del 6. El dibujo también está diseñado para tenga tres "ochos": dos en los laterales y uno distinto en el centro. El primer rectángulo está tejido con el largo sobre la marcha, el segundo exacto al primero y luego cosidos entre sí uniendo el lado más corto a un extremo del más largo. Calentito, suave, amoroso, Greta se lo pone en el campo, para ir al cole, en la bici...

Bolsillos multiusos


Ayer fui a casa de mi amiga Elena. Justo hacía dos años que nació Miguel. Me apeteció variar el regalo de ropita tejida a mano que tanto he hecho y tanto he regalado (y seguiré haciéndolo), y me lancé a hacer algo distinto que pudiera durarle más tiempo: un bolsillero multiusos para el armario, cosas de aseo, o juguetes...
Saqué mi bolsa de telas, busqué retales que combinaran bien, compré una entretela adhesiva (de esas que se pegan planchando y que dejan la tela rígida y con empaque, enchufé mi máquina de coser y sobre la marcha ideé unos bolsillos más pequeños para arriba y nos más grandes debajo. Ya terminados les cosí botones, madroños, lacitos, cintas... cada bolsillo con un adorno diferente. Y allí estaba el bolsillero en el cuarto de Miguel, colgado del cambiador que ahora es también de la bebé Inés. Me hizo ilusión y le he hecho la foto que no hice cuando se lo regalé.

Unos "tuneados" de ropa


Flores de ganchillo solapadas, cintas de colores, botones, trozos de fieltro o de telas sirven para hacer broches o para coser directamente en los jerseys. Ropa simple, heredada o económica de grandes superficies, puede quedar estupenda y graciosa con un toque personal. Cualquier retal de la caja de costura o sobrante de un ovillo de lana sirve para convertirse en un complemento perfecto para "tunear" la ropa.

Botes de lápices





A Greta le encanta pintar y hacer manualidades y tenía organizado un verdadero desastre de rotuladores, lápices, ceras, tijeras, pegamento y demás... que había que ordenar en la mesa de su cuarto.
Unas cajitas de cartón de un juego de bebés que ya no utilizaba y unas latas de despensa vacías y con el borde cortante machacado, han sido el material base para convertirlos en unos botes de lápices forrados de unos papeles que compré en Dinamarca. Recortar a medida, cola de empapelar para que quedara bien pegadito, y ¡listo! ¡todo ordenado!