Así se llamaban los loritos que tuve cuando era pequeña. El nombre se lo puso mi madre, caraqueña, y no podía ser más tropical. Se volvían locos cantando sin parar cuando mi padre trajo de Puerto Rico el disco de Juan Luis Guerra y 4:40. Su canción favorita Ójala que llueva café, que poníamos los domingos.
Me recuerdan a mi infancia.
Quiero ser "maruja", y pasarme el día cosiendo, haciendo punto, ganchillo, manualidades, cocinitas y otras "marujadas", pero sólo las hago de vez en cuando, cuando puedo, cuando tengo tiempo; casi todas para mi hija Greta, de cuatro años, que también quiere coser y hacer punto cuando me ve.

Parchita y cotoperí

martes, 4 de octubre de 2011

Chal para Madeline

7 de agosto: mi cumpleaños y también el suyo. Madeline, una "hija" adoptiva que me llama "mi mamá española".
Lo empaqueté con agujas y todo para regalárselo porque no lo había terminado para nuestro cumpleaños, que celebramos juntas en Minnesota. De regreso a España, en unos días de pueblo en la Sierra de Gredos lo terminé. A tiempo para el inicio del otoño.
Tiene dos tipos de lanas una de Drops que compré en Dinamarca que va cambiando de color, y la puntilla del borde de Malabrigo de seda. Un poco de mezcla muy colorido, pero una buena combinación para ella. El patrón es uno de los más sencillos de un libro estrella que no suelto Victorian Lace, que merece una entrada en exclusiva.





2 comentarios:

  1. Ay, ¡le queda de verdad muy muy bien! Sin duda ninguna la foto con la modelo es la mejor. =)

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  2. El chal te ha quedado maravilloso y la americana de Minnesota ¡muy guapa!. Felicidades a las dos.
    Bss.

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