Así se llamaban los loritos que tuve cuando era pequeña. El nombre se lo puso mi madre, caraqueña, y no podía ser más tropical. Se volvían locos cantando sin parar cuando mi padre trajo de Puerto Rico el disco de Juan Luis Guerra y 4:40. Su canción favorita Ójala que llueva café, que poníamos los domingos.
Me recuerdan a mi infancia.
Quiero ser "maruja", y pasarme el día cosiendo, haciendo punto, ganchillo, manualidades, cocinitas y otras "marujadas", pero sólo las hago de vez en cuando, cuando puedo, cuando tengo tiempo; casi todas para mi hija Greta, de cuatro años, que también quiere coser y hacer punto cuando me ve.

Parchita y cotoperí

lunes, 10 de mayo de 2010

La libélula


La encontré en una tienda de cosas orientales en Malasaña. Es una libélula china, de seda y bambú, pintada a mano. Está en el cuarto de Greta desde que era bebé. Cuando se acostaba por la noche en su cuna jugábamos a soplar fuerte para que la libélula se moviera y "volara" y todavía ahora lo hace muchas noches después del cuento. Antes colgaba encima de su cuna, ahora cuelga encima de la lámpara enorme de papel de su cuarto.

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