Así se llamaban los loritos que tuve cuando era pequeña. El nombre se lo puso mi madre, caraqueña, y no podía ser más tropical. Se volvían locos cantando sin parar cuando mi padre trajo de Puerto Rico el disco de Juan Luis Guerra y 4:40. Su canción favorita Ójala que llueva café, que poníamos los domingos.
Me recuerdan a mi infancia.
Quiero ser "maruja", y pasarme el día cosiendo, haciendo punto, ganchillo, manualidades, cocinitas y otras "marujadas", pero sólo las hago de vez en cuando, cuando puedo, cuando tengo tiempo; casi todas para mi hija Greta, de cuatro años, que también quiere coser y hacer punto cuando me ve.

Parchita y cotoperí

lunes, 10 de mayo de 2010

La cocinita



En una montaña de escombros del patio de un edificio abandonado en pleno centro de Madrid, rebuscando con mis guantes de contenedor (es que lo de buscar en los contenedores es una pasión imparable ¡cúantos tesoros!), encontré esta cocinita de los años veinte. Así estaba, y así quedó.
Durante unos días ni si quiera pude meterla en casa. Tenía nidos de arañas y la mugre era tan impresionante que tuve que lavarla y fregarla a conciencia en el descansillo de la escalera de casa.
Luego compramos maderas para ponerle las baldas que le faltaban y también una trasera nueva porque la tenía podrida. La pintamos y decoramos, arreglamos la luz, le pusimos el reloj:
-¿Qué hora quieres que ponga?- le dije a Greta, -Las ocho- contestó con año y medio (siempre decía que cualquier hora eran "las ocho").
Ya hay comiditas, cacerolas y sartenes de aluminio, de las de antaño, pastelitos, vasos, delantales y manteles. Niños y niñas, no importa, todos los amigos de Greta se quedan prendados de su cocinita cuando vienen a casa a jugar y preparan hacendosos todo tipo de guisos. De una porquería de escombros... a un tesoro (de contenedor)...


1 comentario:

  1. hola! acabo de descubrir tu blog, te quedó preciosa la cocinita =)

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